viernes, 30 de octubre de 2009

40 aniversario del CUT

El pasado sábado 24 se cumplió el 40 aniversario de la inauguración académica del CUT. Reproducimos por su interés el artículo que publicó en la prensa local Gervasio Fernández Riol, Historiador del Derecho, antiguo gerente del Colegio Universitario de Toledo y Secretario General del Patronato Universitario

Una efeméride digna de recordar

Un día como ayer, hace exactamente cuarenta años, se inauguraba el curso académico 1969-70, primero de los del extinto Colegio Universitario de Toledo. El solemne acto se celebró en el histórico y espléndido marco del Palacio de Tavera y estuvo presidido por el rector de la Universidad Complutense (a la que estatutariamente se encontraba adscrito), el doctor José Botella Llusiá, que desempeñaba al mismo tiempo la presidencia del Patronato del Centro. Pronunció la lección inaugural José Camón Aznar sobre el tema «Valores toledanos en la pintura del Greco».

Instalada su sede provisional en los locales de la Escuela Normal de Magisterio «San Ildefonso», sus aulas acogieron a ciento veintisiete alumnos del primer curso de los Estudios Comunes de la Facultad de Filosofía y Letras, estudios con los que se reanudaba la secular tradición universitaria de la Ciudad Imperial, injustamente clausurados por Real Decreto de 17 de septiembre de 1845.

Tres años más tarde, octubre de 1972, se recuperaría como sede definitiva del CUT el Palacio Universitario Lorenzana, «soberbio edificio neoclásico que había sido mandado construir en el siglo XVIII por el cardenal ilustrado Francisco Antonio de Lorenzana para sede de la antigua Universidad toledana: Con ello, este solar vuelve a recuperar el rango universitario que por tradición le pertenecía», según texto que consta en la Memoria Académica de dicho curso.


Se iniciaba, de esta manera, la brillante andadura de la institución universitaria toledana, que prolongaría su trayectoria vital a lo largo de varios lustros en los que consolidaría un prestigio y hegemonía académico-cultural que traspasaría el propio ámbito nacional. Por ello, sería un vano intento pretender resumir en estas breves líneas todas las pioneras aportaciones que, en esa dilatada existencia y gracias a su innegable dinamismo, logró reactivar en una sociedad ansiosa y esperanzada ante el nuevo reto. Trataremos de recordar, pues, sólo las que, en nuestra opinión, merecen ser subrayadas con especial acento; y referidas, en particular, a las enseñanzas, profesorado, alumnado, actividades, órganos de dirección y gestión, o a las entidades, públicas y privadas, que lo hicieron posible.


En primer lugar, importa hacer hincapié en la amplia y sólida oferta de estudios universitarios que en él se impartieron. Así, a los estudios Comunes de Filosofía y Letras le siguieron, en el curso 1970-71, los del selectivo de Ciencias, opción A, y válidos respectivamente para Ciencias Químicas (que sería la segunda Sección del CUT en fijar sus enseñanzas), Medicina, Farmacia y Veterinaria. Como curiosidad, y antes de implantarse nuevos estudios, en el curso 1972-73 se ofreció primero de Medicina, cuya vida fue efímera pues desapareció al año siguiente.


En 1973-74 se instauraron los estudios de Ciencias Económicas y Empresariales (rama de Empresas), para terminar con los conducentes a la Licenciatura de Derecho, a partir del curso 1980-81. Los Comunes de Filosofía y Letras derivaron en los de Geografía e Historia, manteniéndose inalteradas el resto de las enseñanzas. Geografía e Historia y Ciencias Químicas se cursaron en su Primer Ciclo (1º, 2º y 3º Cursos), mientras que los de Ciencias Empresariales y Derecho se pudieron completar -gracias a una autorización especial del Rectorado y respectivos decanatos- en sus dos ciclos superiores.


Los intentos, que los hubo y muy fuertes, por ampliar las enseñanzas con nuevas titulaciones (Veterinaria o Farmacia, por ejemplo) resultaron baldíos. Incluso existió un curioso y ambicioso proyecto de traer a Toledo un «Curso de Cultura Superior Española» para alumnos americanos de la Universidad de Alabama. Sin embargo, cuando en el curso 1990-91 se produce la feliz integración del Colegio en el seno de la Universidad de Castilla - La Mancha, los estudios que se mantenían vigentes seguían siendo los correspondientes a las cuatro secciones mencionadas de Geografía e Historia, Ciencias Químicas, Ciencias Empresariales y Derecho.


Por su parte, el claustro de profesores, que atendió y cubrió con eficacia y rigor los distintos frentes docentes provenía de varios sectores sociales: de los profesionales con despacho en la ciudad, de los funcionarios de organismos públicos, y de los profesores que enviaban los departamentos de las Facultades madrileñas. Sobre todo de éstas, ya que por ley los departamentos eran los encargados de otorgar la venia docendi a todos los profesores del CUT.


En su extensa relación, aparecen tanto los profesionales y funcionarios mencionados, como los numerosos profesores catedráticos, agregados, adjuntos, o los no numerarios, que se responsabilizaron brillantemente de las Enseñanzas; si bien, todos ellos, eran designados bajo una misma rúbrica: la de Profesores Especiales Encargados de Curso, tal y como se les definía por la normativa reguladora de los Colegios Universitarios. De su valía personal, nivel intelectual y preparación científica nos habla el hecho de que, muchos de ellos, hayan alcanzado las más altas magistraturas públicas.


Respecto a los alumnos, señalar que, sin que erremos mucho en nuestro cálculo, los matriculados en las distintas Secciones del CUT, a lo largo de sus más de veinte años de vida activa, alcanzó una cifra final próxima a los quince mil. La procedencia de la mayoría, lógicamente, se ha de buscar en la propia capital y en las localidades de la provincia. Sin embargo, en la etapa de oro de la institución (década de los ochenta de la pasada centuria), la presencia de estudiantes de otros lugares de España se hizo notar de manera sobresaliente. Así, nos encontramos con importantes grupos procedentes de Madrid capital o de sus poblaciones de la zona Sur, de Ciudad Real, Galicia, País Vasco, Andalucía o Canarias. La causa de esta plural variedad se encuentra, sin duda, en la fama y general reconocimiento del alto nivel que gozaban sus enseñanzas, que, además, habían logrado traspasar las fronteras regionales hasta colocar a nuestro CUT entre los Colegios Universitarios mejor valorados dentro del panorama nacional.


Avalan lo anterior varios y significativos testimonios. En primer lugar, la constatación de que los estudiantes salidos de nuestras aulas eran seleccionados por las grandes auditoras o los bufetes de abogados de mayor prestigio, por delante, incluso, de los licenciados de las grandes universidades nacionales, y, en segundo lugar, porque sus nombres aparecían siempre en los primeros puestos de las listas de opositores. Ello, sin contar que varias generaciones de titulados superiores nutrieron con solvencia y ejemplar dedicación los puestos claves de las Consejerías de la recientemente constituida Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en cuyos despachos, aún hoy, siguen dejando constancia de su buen hacer y sus muchos conocimientos.


Pero donde la impronta y el sello inconfundible del CUT quedaron grabados en la memoria colectiva fue en su variado y rico mosaico de actividades complementarias, las llamadas para-académicas. Así, celebrados por el mundo científico fueron los Congresos Internacionales, que dieron como fruto la colección monográfica del «Toledo Universitario» (de ella contamos con más de treinta publicaciones como Toledo Judaico, Renacentista, Hispanoárabe..., algunas de las cuales agotaron la edición). Los Ciclos de Teatro, donde acudieron los grupos más punteros del momento (estuvieron presentes Els Joglars, El Tricicle, Pigmalión, Axioma o Dagoll Dagom... y así hasta más de cincuenta).


Numerosos fueron también los ciclos de conferencias, dentro de cuyo marco nos visitaron, entre otras egregias figuras, las de Fraga Iribarne, Dámaso Alonso, Fuentes Quintana, Camilo José Cela, Ramón Tamames, etc., así como la mayoría de los catedráticos que aparecían como directores del Departamento universitario correspondiente. Todas estas manifestaciones, al ofrecerse también al exterior, convocaran como fieles seguidores a una nutrida representación de ciudadanos; de ahí, su enorme éxito.


El gobierno y la administración del Colegio correspondieron a un director, un secretario y un gerente, a quienes acompañó un reducido grupo del personal de Administración y Servicios. Su esfuerzo y entrega sin límites condujeron con mano maestra la nave universitaria toledana; y ello a pesar de que tuvieron que sortear y superar no pocas y complejas situaciones.


Nos queda, por último, el agradecido y permanente recuerdo a las instituciones que hicieron posible la empresa universitaria de Toledo. Nos referimos a la Diputación Provincial (principalmente ésta), al Ayuntamiento de Toledo y a la Caja de Ahorro Provincial de aquél entonces, que aparecen como las entidades patrocinadoras y garantes del sostenimiento económico del organismo. Gracias a su generoso y no siempre reconocido esfuerzo, el CUT pudo atender, de manera digna y eficaz, sus obligaciones.


La incorporación de otras entidades al proyecto universitario de la ciudad (Caja Rural de Toledo, Ayuntamiento de Talavera de la Reina o la Junta de Comunidades), lo hicieron en una etapa posterior -mediados los años noventa del pasado siglo y primeros años del presente- y fue para apoyar a la Escuela de Traductores de Toledo y al Centro de Estudios Superiores de Talavera que, como todos sabemos, se pusieron en marcha, también, bajo el impulso y patrocinio del Patronato Universitario de Toledo. Ciertamente, todas las instituciones patrocinadoras, y reiteramos de manera especial la Diputación, deben sentirse orgullosas por haber contribuido a una obra tan transcendental para el devenir cultural de la ciudad, la provincia y la propia Comunidad Autonómica.

Enlace al texto original en ABC de Toledo

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