lunes, 20 de abril de 2015

Se ha presentado un nuevo libro de la antigua alumna Pilar Fdez. Vinuesa

El pasado martes se presentó en nuestra ciudad el libro "Doménikos : la simbología en la obra de un genio" de la historiadora del Arte y antigua alumna de la Sección de Letras del CUT Pilar Fernández Vinuesa. Reproducimos una reseña que nos manda el también antiguo alumno A. Casado, que fue uno de los presentadores de la obra.



Se acaba de presentar públicamente el último libro de Pilar Fernández Vinuesa, titulado "Doménikos, la simbología en la obra de un genio". La obra previa de la autora es conocida por los historiadores del Arte de nuestra región (y de fuera de ella): Su libro “Las plazas mayores en la provincia de Toledo”, editado por el IPIET en 1990, sigue siendo de referencia. Su estudio sobre “El cardenal Lorenzana y la Real Casa de Caridad” ha sido citada en publicaciones posteriores de historiadores tan prestigiosos como Isidro Sánchez; y su gran aportación sobre “Juan Correa de Vivar, maestro del renacimiento español”, cuando se celebró el V centenario de su nacimiento, fue reconocida y publicada por el propio Museo Nacional del Prado. Tampoco puede dejarse de citar su contribución al conocimiento de la iconografía de la Santa Faz a través de una, muy sorprendentemente rubeniana, que se conserva en el convento de las Benitas, de Toledo. Hace unos meses se presentó su último libro –hasta ahora-, titulado “Hierros artísticos”, una excelente monografía sobre la vida y la obra del maestro de la forja artística y académico de Bellas Artes de Toledo, D. Julio Pascual, que se publicó por Soliss con bellísimas fotografías de Renata Takkenberg-Krohn. 

Y tampoco quiero dejar de citar su aportación a la gestión patrimonial gracias a su trabajo inventariando el patrimonio mueble de los conventos toledanos, como responsable durante quince años del Gabinete Didáctico del Museo de Santa Cruz (hasta su supresión en 2012) o coordinando exposiciones en el Museo de Santa Cruz, en el de Arte Contemporáneo, o en el Museo Nacional del Prado.


 En la imagen, la autora entre D. Alfonso Caballero, Director del Museo de Sta. Cruz, y Antonio Casado

Cuando el año pasado me comentó su nuevo proyecto -el presente libro-, me alegré de que siguiera dándonos muestras de buen hacer. Y cuando más adelante me pidió que la acompañase en el acto de presentación, me sentí muy honrado. El Greco es un autor acerca del cual se ha escrito mucho, y más aún en los últimos tiempos. Con motivo, claro está. En el catálogo de la Biblioteca Regional y Pública del Estado en Toledo se pueden encontrar 175 registros bibliográficos. En la Biblioteca Nacional de España nos aparecen 382. Si extendemos la búsqueda al catálogo colectivo de bibliotecas públicas de Castilla-La Mancha encontraremos 443 registros. Y sólo en la biblioteca de mi institución, la Universidad de Castilla-La Mancha, he podido encontrar 499 referencias distintas, de diferentes géneros. Si miramos en el catálogo colectivo de la Red Española de Bibliotecas Universitarias REBIUN, nos aparecen 1.504 registros. Y en el de la suma de todas las Bibliotecas Públicas del Estado y municipales de toda España aparecen 2.229 registros cuyo tema o materia es el cretense.

Si limitamos la búsqueda a los dos o tres últimos años -coincidiendo con los preparativos de la celebración del IV Centenario de la Muerte del pintor, la propia celebración y lo poco que llevamos tras su clausura- hemos podido ver la publicación de casi una sesentena de libros acerca de la figura del Greco, de diferentes géneros. Entre las novedades bibliográficas grequianas, (que incluyen, empero, alguna nueva edición de obras antiguas) se cuentan cuatro libros infantiles y juveniles, dos libros de historietas, un librodisco, cinco novelas, dos poemarios, diecisiete ensayos de Historia del Arte e Historia Moderna, cinco ensayos más de otras disciplinas, nueve guías artísticas y turísticas, y siete catálogos de exposiciones.

Pero tras todas estas publicaciones, con numerosos puntos de vista, se echaba de menos un libro como el que nos ofrece nuestra amiga. Recordemos que en Hª del Arte la Simbología se define como la disciplina que analiza los símbolos, entendiendo como tales –nos decía Carl Jung- a los términos, nombres e imágenes que poseen connotaciones específicas además de su significado corriente y obvio. Al contrario que Hegel, que decía que lo bello en el Arte es la apariencia sensible de la idea, Hans G. Gadamer nos contaba que la belleza artística pasaba a través de lo simbólico, que reposaba sobre un juego de contrarios, de demostración y ocultación. Independientemente de la opinión de los teóricos de las ideas estéticas, podríamos tratar de estar de acuerdo en que la Simbología es el estudio de un código de representación ilimitado que acompaña a la Historia del Arte ab initio.

Pero si nos vamos a los libros sobre el Greco que actualmente saturan los anaqueles de las librerías he de decir que no siempre se habla de ello. Y teniendo en cuenta que la obra del Greco está plagada de símbolos de todo tipo (marianos, pecaminosos, apostólicos, crucíferos… hasta por ausencia de figuras), la aparición de una obra que nos describe la mejor obra del Greco y su simbología, ha de ser  necesariamente bien recibida.


En esta ocasión, y reforzada con magníficas fotografías de Renata Takkenberg-Krohn y de David Blázquez, Pilar Fernández Vinuesa nos ofrece su aportación al conocimiento de la pintura del Greco, una vez terminados los fastos sobre el IV Centenario del fallecimiento del pintor, dividiendo la creación del candiota en diferentes periodos, y analizando con minuciosidad los detalles de las mejores obras de cada uno de los mismos, una selección de veintiocho, las que la especialista considera "el mejor Greco". Una publicación que complementa la serie de todas las que han ido apareciendo durante el último año acerca de la vida y la obra del cretense, y que no puedo dejar de recomendar a todos los que deseen tener una opinión profesional y autorizada sobre aquel artista universal que se enamoró de nuestra ciudad y falleció en ella un mes de Abril de hace 401 años.

Antonio Casado

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